SORPRESA. Sí así, todo en mayúscula. San Carlos eliminó a la Liga y está en la final.
¿Quién iba a imaginar que estos “Toros” iban a ser más bravos que el mismísimo Chirriche?.
¿Quién apostaba por San Carlos?, quizá solo Daniel Casas y sus muchachos, pero cómo no va a ser sorpresa, si al inicio del torneo los norteños luchaban por no descender. Estaban con un pie en la Segunda, rezagados, a cinco puntos del penúltimo lugar.
Hoy eso es parte del sufrimiento que vivieron, de la lucha que dieron con dientes apretados por llegar a una final inédita, pelearle el título al Deportivo Saprissa.
Brazos al cielo de Cunningham, lágrimas en el rostro de Mario Bello, el grito de euforia de Álvaro Sánchez, y el “San Carlos, San Carlos” de la afición .
Así vibraron los norteños, así se hicieron sentir al final del partido. Ni siquiera el coloso, el imponente Volcán Arenal, con sus fumarolas, le robó el show a los norteños en la nueva y linda gramilla sintética del Carlos Ugalde.
El empate le bastaba a la Liga para avanzar, pero para domar a esos “Toros” bien plantados, ordenados y letales cuando tienen opción de concretar, se necesitaba más que la idea de buscar poblar el medio campo y dejarse la pelota , más que llevar capote, efectuar el movimiento y dejar que los “Toros” pasaran bufando sin lograr llevarse por delante a su objetivo.
A la Liga le hizo falta más que apostarle al empate, ojo no lo hizo, máxime porque en el segundo tiempo estaba contra la pared.
Le hizo falta anotar las opciones que tuvo, aquella de Pablo Gabas que se durmió, tardó mucho y no logró rematar. O la otra donde Geiner Segura le hizo honor a su mote de “Fantasma”, apareció de la nada y de cabeza desvió el balón que iba al fondo del arco.
Pero lo que hoy más le duele a los manudos es que la eliminación se gestó en el Morera Soto.
Alajuelense no hizo valer su casa , contradicciones del fútbol, en todo el torneo, los rivales doblaban la rodilla en el campo rojinegro, pero a la hora buena, la Liga no pudo ganarle a San Carlos.
Fiesta en Ciudad Quesada, San Carlos estrenó gramilla, hizo un taquillón de ¢25 millones y se llevó el partido. ¿Para qué más?
Cuidado, porque los norteños quieren más, ya sueñan con el título y lo empezaron a amasar con los goles de Cunnigham, vestido de figura, con su tanto y la asistencia a Juan Vicente Solís.
Buen salto del gemelo, pero mal Alfonso Quesada, reaccionó tarde, pudo dar un paso e intentar algo más para bloquear el testarazo de Cunnigham en el 1 por 0.
Lo demás ya lo conoce, empate manudo, gol de San Carlos, emoción y entrega en el complemento. Final al rojo vivo, alegría y sorpresa, San Carlos está en la final.
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